¿Cómo evitar la obsolescencia tecnológica en Museos?

screens museum

La obsolescencia tecnológica es el gran reto al que se enfrentan todos los nuevos museos del mundo que implementan la huella digital en su diseño, o deciden dar el paso hacia la transformación digital. Pues es sabido que en 6 meses todas sus tecnologías habrán sido actualizadas, y en unos años habrán quedado directamente caducas. 

 La construcción y diseño de un museo nuevo es una inversión a largo plazo, y los presupuestos dedicados a la producción de media e interactivos es ahora un paquete imprescindible a tener en cuenta. Las cifras pueden variar dependiendo de la temática y extensión pero, los presupuestos audiovisuales de los museos apoyados en las nuevas tecnologías, suelen estar comprendidos entre los 100.000 € a directamente millones.

 Es por eso, que las conversaciones entre el cliente y su equipo de contenidos, que antes se centraban en colecciones palpables, así como el transporte y la conservación de objetos tangibles, se reparten ahora con el desarrollo de contenidos de digital media, y la elección de un hardware audiovisual adecuado que sea capaz de perdurar en el tiempo, sin quedar obsoleto de forma estética y funcional en menos de 3 años. 

Tipos de obsolescencia tecnológica

Para aliviar un problema de la mejor manera, hemos de reconocer todas sus formas. Repasemos primero las posibles variantes de la obsolescencia tecnológica:

  • Obsolescencia funcional: Se refiere al fin de la vida útil de un dispositivo. Es la que probablemente se da más a largo plazo de todas las que vamos a desarrollar.
  • Obsolescencia estética o percibida, también conocida como obsolescencia de especulación: Resultado de la cultura consumista actual. Este tipo de obsolescencia responde a un reclamo más publicitario, donde un modelo nuevo de móvil, ordenador o consola, es presentado en grandes eventos tech, siendo identificado por el consumidor como una extensión de su propia personalidad, produciendo el reemplazo del dispositivo antes de que el antiguo haya dejado de funcionar.
  • Obsolescencia programada: Práctica ilegal, aunque habitual, de ciertos fabricantes que instalan una fecha de caducidad intencionada en sus productos, para que presente fallas antes de lo que sería la vida útil real de esto, y así para promover la compra de nuevos modelos. 
Video projection museum

8 Consejos para evitar la obsolescencia tecnológica en museos

Los museos han de ser de carácter atemporal, y esto puede resultar complicado a la hora de combinarlo con algo tan “de temporada” como la tecnología. Aquí van algunos tips para asegurar que tu proyecto de museo resiste con éxito al paso del tiempo.

1. Escoge tecnologías antiguas.

Puede resultar paradójico, pero así es.
Podríamos decir que hay dispositivos cercanos a alcanzar la singularidad tecnológica, ya que han estado con nosotros durante décadas: La elección de una pantalla 4K seguirá teniendo una definición absolutamente satisfactoria para el ojo humano, aunque haya nuevos modelos con más resolución. Una tablet actual tendrá una latencia casi nula si lo que necesitamos es crear un interactivo clásico de 3 a 5 capas de programación.

Pensemos sin embargo en una tecnología más reciente, que está en plena evolución, como la realidad virtual, donde sus modelos de hardware están en contínuo avance, y el diseño de sus dispositivos marcan completamente el año de su fabricación. A esto se une el contínuo avance también en la parte gráfica. Podemos asegurar que esta tecnología necesitará ser actualizada a corto o medio plazo en una exposición permanente. En cambio, resulta ideal para ser pura vanguardia en una exposición temporal.

2. Considera habilitar un modelo flexible

Si tu exposición se apoya en tecnologías recién salidas del horno, un modelo híbrido puede ser una opción muy adecuada.
 Cada vez son más los museos que reservan un espacio para exposiciones temporales, que permiten añadir ese ingrediente de vanguardia, que interesa al visitante atraído por la última tecnología y el arte digital.
 Diferenciamos con lógica así, el propósito de cada sección del edificio. Pudiendo cuidar de esta manera la integridad de la colección permanente, independientemente de si hablamos de objetos tangibles o intangibles. 

VR experience

3. Asegúrate que la tecnología esté al servicio del mensaje

A menudo, la inseguridad de invertir en un museo que no tenga el suficiente atractivo hacia la nuevas generaciones, así como su consecuente dificultad para amortizarlo a medio plazo, hace habitual encontrar espacios expositivos que se han dejado llevar por el artificio y el afán de superioridad tecnológica, eclipsando totalmente el motivo de la temática original.
 Cuando los dispositivos audiovisuales e interactivos se hacen protagonistas, y son el principal reclamo, el visitante juzgará la tecnología pasada de moda muy duramente, porque es lo que ha venido a ver. En cambio, encontraremos un visitante mucho más benevolente con cualquier soporte electrónico, cuando entiende que el hardware utilizado es un conductor más que se integra con el mensaje del recorrido.

mapping on airplane

4. Cuida el contenido audiovisual y gráfico

El humano medio recibe miles de inputs audiovisuales al día, y sin un entrenamiento intencionado, es capaz de diferenciar la década en la que una obra audiovisual fue creada, basándose en su edición, estética y grafismos.
 Es vital que huyamos de cualquier moda gráfica al intentar emular interfaces o grafismos futuristas. Sólo dejará en evidencia cómo representamos el futuro en el año en que se hizo el museo: una huella temporal clara que debemos evitar. Imaginemos un museo del futuro concebido en 1999, que hubiera escogido para sus grafismos la estética de Matrix, ¿cómo crees que habría envejecido?
 En cambio, las líneas estéticas de cinematografía más clásicas como las tipografías neutras, las ediciones al corte sin más transición que los fundidos modestos; crearán atemporalidad, simplemente por la imposibilidad de situarlas en un arco temporal específico.

5. Recubre el hardware

interactivo touch screen

A colación del punto anterior, debemos evitar mostrar la parte del soporte audiovisual que no sea esencial para la experiencia del visitante.
Esta práctica ya forma parte del paquete de fit-out de cualquier museo moderno. No sólo es necesario para no mostrar la marca del hardware escogido, sino para evitar que el visitante reconozca, a través de su diseño, el año o época de fabricación, muy ligado a modas estilísticas que marcan tendencia cada año.  

6. Escoge modelos de hardware que permitan el reemplazo de piezas.

La obsolescencia programada, explicada anteriormente en este artículo, es una realidad, y se aplica de varias formas: 

  • Creando modelos unibody que no permitan el reemplazo de piezas vitales, y más perecederas, como la batería
  • Lanzando actualizaciones de software que crean incompatibilidad con un hardware perfectamente funcional
  • Y hasta la práctica ilegal, pero en absoluto erradicada, de efectivamente programar una vida útil en el propio aparato, así como su propia “autodestrucción”. 

Un buen análisis comparativo antes de la compra del paquete de hardware puede alargar varios años la vida de nuestro equipamiento.

7. Modelo de leasing para tu equipamiento audiovisual. 

Aunque no es una opción popular, ya que requiere un esfuerzo extra de planificación presupuestaria, es una solución que permite paliar de forma real el paso del tiempo.
 Hablamos de un modelo de renting en el que el equipo de hardware sería reemplazado después de los años acordados contractualmente, con la consecuente readaptación de contenidos audiovisuales e interactivos, y un probable rediseño del propio espacio.

modelos de proyector museo

8. No adquieras modelos de hardware ya obsoletos. 

A pesar del atractivo económico que pueda suponer, sólo estaremos adelantando la fecha de renovación técnica de forma considerable, y su consecuente nueva partida presupuestaria.

Por supuesto, tanto los museos de nueva creación como los que se transforman digitalmente, han de ser estudiados individualmente y en detalle, para encontrar un equilibrio óptimo entre los recursos y los requerimientos del cliente.
 Así, la consultoría y la productora audiovisual especializada en museos y exposiciones, se han convertido en figuras clave a integrar desde las primeras etapas del proceso de diseño de cualquier museo moderno.